miércoles, 15 de abril de 2009

Lygia Clark



La artista ofrece al espectador una serie de sencillas instrucciones para que éste vaya construyendo la obra. Instrucciones que pueden venir por escrito o con la interacción dentro de un grupo que puede estar en cualquier lugar, lo que va a generar un intercambia recíproco, una suerte de retroalimentación que incidirá en el enriquecimiento del intercambio. Clarke pensaba que por medio de este mecanismo, las personas que decidieran intervenir, podrían llegar a reinventarse a sí mismas. Así, crea los que llamó Objetos relacionales, que consistían en bolsas, de plástico o de tela, que contenían aire, agua, arena o cualquier otro elemento, además de objetos diversos, para que los “pacientes” que se sometían a tan peculiar terapia, empezaran una suerte de ritual iniciático que les llevará a profundizar en los aspectos de su personalidad o en experiencias del pasado.
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